lunes, 16 de junio de 2008

La segunda vida de Antonio Cubillo

A sus 77 años sigue en la brecha el líder independentista canario, que sobrevivió de milagro a un atentado en Argel en 1978


"Cuando me preguntan mi edad, yo siempre respondo que 30 años". Antonio Cubillo Ferreira tiene 77 años, pero dice que sólo tiene 30 porque volvió a nacer el 5 de abril de 1978. Ese día, dos asesinos a sueldo le esperaron en el portal de su casa de Argel y le cosieron a machetazos. Se salvó de milagro gracias a que pudo llegar a tiempo a un hospital -las calles estaban vacías porque se jugaba un partido de fútbol, Argelia-Hungría- y a que un vecino y un sacerdote eran de su mismo grupo sanguíneo y le donaron plasma en el acto. Una de las cuchilladas le afectó la médula espinal, y desde entonces se ve obligado a moverse, con enorme dificultad, apoyado en dos muletas.


"Un vecino mío, un hombretón de dos metros, sorprendió a los asesinos cuando iban a cortarme la cabeza"

"Estoy convencido de que detrás del atentado estuvo el Gobierno que presidía Adolfo Suárez"

El abogado Cubillo, fundador del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), es hoy presidente del partido Congreso Nacional de Canarias. Y sigue empeñado en la misma lucha que ha mantenido a lo largo de toda su vida: la "descolonización de Canarias" por parte de España. Esta pretensión fue, según él, la que estuvo a punto de costarle la vida, cuando se preparaba para viajar a la sede de la ONU con objeto de explicar "el problema colonial de Canarias".

Llega puntual y trabajosamente a la cita, apoyado en dos muletas y ayudado por dos compañeros de militancia. Al poco de sentarse en la terraza del hotel Mencey, uno de los más lujosos de Tenerife, una persona se detiene para saludarle afectuosamente:

-¡Hombre, don Antonio! ¿No se acuerda de mí?

Cubillo duda un instante, tratando de rebuscar en su cerebro, hasta que su interlocutor le aclara:

-Soy el juez Ángel Llorente.

-Ah, sí. Ahora recuerdo. ¿Qué hace usted ahora?

-Estoy en Marruecos. Soy el magistrado de enlace con las autoridades marroquíes para agilizar los trámites judiciales con España. Hoy estoy en Tenerife para asistir a una reunión. Me alegro de verle, don Antonio.

El juez y el viejo revolucionario se intercambian tarjetas y números de teléfono y se despiden con la promesa mutua de llamarse para conversar más tranquilamente. Después prosigue su relato.

"Entré en el portal de mi casa, en la avenida de Pekín. Cuando iba a coger el ascensor aparecieron dos tíos vestidos de negro de arriba abajo. Uno me cogió por delante y otro por detrás. Me dieron una cuchillada en el vientre con un machete de pesca submarina y me dejaron las tripas al aire. Luego me asestaron otro machetazo en la espalda, que me tocó la médula espinal. Forcejeamos porque tenían orden de quitarme la cartera. En ese momento llegó un vecino mío, un hombretón de dos metros, que sorprendió a los asesinos cuando iban a cortarme la cabeza", rememora ahora, al cabo de seis lustros.

El entonces presidente argelino, Huari Bumedian, conoció el intento de asesinato a los pocos minutos y ordenó al jefe de la policía, Si Salar, que hiciera todo lo posible por capturar a los sicarios y que el incidente no se divulgara. "Si no le han insultado mientras le apuñalaban es que no eran argelinos", dedujo el policía nada más hablar con Cubillo en el hospital.

El día que ocurrieron los hechos había 45 españoles en Argel. El jefe de la policía cogió sus 45 pasaportes y se los enseñó a Cubillo. Vio el primero y no reconoció al tipo de la foto. El segundo, tampoco. El tercero, tampoco. Pero al llegar al cuarto, el líder del MPAIAC no lo dudó: "¡Éste es uno de los que intentaron matarme! Sí, es uno de ellos".

La policía localizó en una pensión al hombre que Cubillo había reconocido. Estaba alojado allí con otro español. En la habitación había una postal que uno de ellos acababa de escribir y que estaba lista para ser echada al correo. En ella le confiaba a su novia: "Me he ganado 400.000 pesetas y muy pronto cobraré otras 400.000". Eran José Luis Cortés Rodríguez, de 20 años, estudiante de origen vallisoletano, recién licenciado de la mili en la Armada, y Juan Antonio Alfonso González, de 32 años, salmantino, ex paracaidista militar y ex militante del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP). Declararon que habían atacado a la víctima porque era un agente de la CIA norteamericana.

Sólo unos días más tarde, el Tribunal de Seguridad del Estado argelino condenó a la pena capital a Alfonso, convicto del intento de asesinato, mientras que Cortés fue sentenciado a 20 años de cárcel por complicidad. Sin embargo, la pena de muerte fue conmutada y ambos fueron indultados pasados unos siete años.

En julio de 1990, la Audiencia Nacional española condenó a José Luis Espinosa Pardo, confidente del supercomisario Roberto Conesa, a 20 años de reclusión como organizador del asesinato del líder independentista canario. La sentencia declaró probado que "personas pertenecientes a los servicios policiales españoles" fueron quienes decidieron la desaparición de Cubillo. Estas personas, según los magistrados, "actuaron desde las mesas de sus despachos y ejercían cierto dominio" sobre Espinosa.

El tribunal, además, ordenó una investigación sobre la responsabilidad en el atentado de los servicios secretos del Gobierno de UCD, presidido por Adolfo Suárez. Meses antes de este fallo, una comisión especial del Parlamento de Baja Sajonia, en Alemania, concluía un informe sobre las peripecias del agente alemán Werner Mauss, a quien se atribuye haber colaborado en la sombra con la policía española.

El respaldo de Argelia en la Organización para la Unidad Africana (OUA) a las tesis cubillistas sobre la africanidad de Canarias fue un calvario para Adolfo Suárez, hasta el punto de que su entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, tuvo que emplearse a fondo en un gira por los países africanos para defender la españolidad del archipiélago. Y es que, además, Cubillo no paraba de lanzar cada noche proclamas a través de la radio La Voz de Canarias Libre, aparte de mantener una campaña de "propaganda armada" mediante una oleada de bombas. "Decidieron matarme para evitar el calendario de descolonización", afirma antes de asegurar con solemnidad que "la historia habría cambiado" si él hubiera podido hablar ante Naciones Unidas.

Cubillo mantiene hoy la convicción de que el Gobierno de Suárez estaba tras su intento de asesinato. Tanto es así que ya en 1985 apuntó contra el que fue su ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, el cual le denunció por calumnias. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Madrid absolvió en 1990 al dirigente independentista al considerar que no había ánimo difamatorio en sus palabras.

Tuvo que pelear a fondo hasta lograr que la Audiencia Nacional obligase al Estado a pagarle 150.000 euros de indemnización como víctima del terrorismo, pese a la postura contraria expresada por el Ministerio del Interior, que entendía que Cubillo no había sido víctima de ninguna banda terrorista y, además, que él mismo era líder de "una banda terrorista autora de numerosos atentados con resultado de muerte, lesiones y daños materiales". "No hay ni una sola sentencia en la que se diga que el MPAIAC fuese una organización terrorista", replica con contundencia, a la vez que niega de plano que su organización causara la muerte del policía Rafael Valdenebros Sotelo. Éste pereció al intentar desactivar una bomba en La Laguna (Tenerife) y fue el primer artificiero policial asesinado en España.

Conversador ameno e incansable, Cubillo ilustra la charla con anécdotas y recuerdos salpicados de nombres como los de Santiago Carrillo, Pasionaria, Ben Bella, el Che Guevara, Nikita Jruschov, el dirigente nazi Otto Skorzeny... y muchos otros personajes de la historia del siglo XX con los que tuvo relación. A Skorzeny le conoció tras ser contratado como abogado por unos alemanes para la compra de unas casas. "Los alemanes hundieron en 1945 siete submarinos, cubiertos de grasa, en la península de Jandía [Fuerteventura]. Estaban llenos de oro y diamantes. Todo un tesoro. Sacaron los submarinos en 1956 y le regalaron uno al Gobierno de Franco", explica.

¿No ha pensado en escribir sus memorias? "Sí, pero todavía no es el momento. He escrito dos tomos de lo que denomino semimemorias", dice, al margen de un sinfín de artículos en la prensa canaria.

Abogado penalista y defensor de los etarras presos en Canarias, no se ha movido ni un milímetro del discurso rupturista y antiespañol por el que tuvo que abandonar el archipiélago el año 1962 para, desde Argelia, encabezar el movimiento independentista canario.

¿Pero existe en el archipiélago un sentimiento independentista con suficiente implantación cívica? Las elecciones autonómicas a las que ha concurrido Cubillo se saldaron sólo con unos pocos miles de votos a su favor, pero él interpreta estos adversos resultados como fruto de todo tipo de maniobras de sus rivales políticos.

El combativo septuagenario sostiene que diversos estudios sociológicos prueban que actualmente viven en Canarias cientos de miles de ciudadanos que sólo se sienten canarios, no españoles. Inasequible al desaliento, tiene ya redactado un "anteproyecto de la Constitución de la República Federal Canaria", en el que se establece que "son canarios los hijos de padre, madre, abuelos o bisabuelos canarios o que tengan un ascendiente canario, así como los nacidos en Canarias, todo ello de acuerdo con las normas internacionales sobre la nacionalidad, en base al ius sanguinis y el ius solis". Con esos parámetros, hoy serían canarios de pleno derecho unos 800.000 ciudadanos, según el dirigente independentista.

Ese proyecto de Constitución establece que Canarias se organizaría como una república federal y que su territorio estaría constituido por las islas de Tenerife (Chinet), Fuerteventura (Erbani), Gran Canaria (Tamaran), La Palma (Benahoare), Lanzarote (Titeroygakat), La Gomera (Gomera) y El Hierro (Hero), y seis islotes (La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste e islote de Lobos). La nueva capital o distrito federal estaría en el valle de Taoro (Tenerife).

"Esto es África, esto no es Europa. Ahora somos una colonia. Y lo que tenemos que conseguir es llegar a un acuerdo con España para la descolonización. Yo creo que cualquier cosa se puede lograr de común acuerdo", señala este abogado, decidido a seguir luchando por sus ideas, pese a ser casi un octogenario y pese a la notable minusvalía que le causó el atentado de que fue víctima hace ahora 30 años.

El presidente del Ejecutivo canario, Paulino Rivero, de Coalición Canaria, instó hace unos días en una reunión política a no tener miedo de plantear la posibilidad de que Canarias se transforme en un Estado libre asociado a España, lo que ha desatado el nerviosismo entre sus socios de Gobierno (el PP). ¿Qué opina Cubillo de esta posibilidad? "Eso es una tontería. Estoy totalmente en contra. ¿Es que Canarias va a ser un Estado libre asociado como lo es Puerto Rico respecto a Estados Unidos? La ONU ha establecido la década 2000-2010 para descolonizar pacíficamente los territorios aún colonizados..., y España tiene que cumplir ese mandato".