El pueblo de Tenerife y Canarias se dispone a celebrar, una vez más, este 31 de mayo de 2009, el aniversario de la gran victoria de Asentehunt contra las tropas invasoras españolas, y digo españolas porque después del matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón las conquistas y crímenes contra la Humanidad se hacían en nombre de las monarquías españolas: expulsión de los judíos sefarditas, conquistas en África y América, expulsión de los moriscos españoles en 1609 y masacres de los pueblos amerindios, así como el nefasto tráfico de esclavos. Para cubrir todos estos crímenes, un Papa español de Valencia, de la familia de los Borgia, Alejandro VI, otorgó gratuitamente a los nuevos reyes de España el título de Católicos, con lo que desde hace siglos se sigue aún engañando a la opinión española por los historiadores de la monarquía de este Estado europeo.
Hace ahora 515 años que desembarcó en las costas de Añazu, hoy capital de Tenerife, un aventurero y traficante de esclavos, asesino de guanches, que estuvo como capitán en la conquista en la isla de Tamarán a las órdenes de Pedro de Vera, otro aventurero español de triste memoria en la historia de Canarias que quería conquistar Tenerife por ser la isla más poblada, donde podía ganar muchos esclavos para venderlos en los mercados españoles y, al mismo tiempo, transformar esta isla en un lugar de tránsito y aguada para las flotas españolas que se dirigían al continente americano, llenas de aventureros y presidiarios sacados de los penales españoles, para conquistar aquellas nuevas tierras donde se decía que había mucho oro y plata e indios salvajes a los que se les podía engañar vendiéndoles espejitos y otras chucherías.
El aventurero español Alonso Fernández de Lugo, con sus huestes de mercenarios, desembarca en Tenerife un 3 de mayo de 1494, no sin antes comprar y engañar a los bandos de paces del sur de la isla con tratados y promesas que después jamás cumplió. Se avanzó con sus huestes a través de los campos tinerfeños para vencer la resistencia de los guanches del norte, que obedecían a un caudillo llamado Quebehi Imoha Bekhomo, Menkey del valle Taoro, que había reunido cuatro otros menceyatos y se había negado a someterse a los reyes de España como habían hecho los otros cuatro de la isla. El aventurero europeo confiaba en sus caballos, sus ballestas, sus bombardas y sus armaduras de acero e iba pensando que estos guanches no iban a resistir a su experiencia de combate que había ganado en la toma de Granada o en los combates en la isla de Tamarán, donde, con su astucia, había engañado y después comprado al Guanarteme de la isla, al que había logrado bautizar, después de llevarlo a España y engatusarlo, vistiéndole de señorito español, con el nombre cristiano de Fernando Guanarteme, una vez convertido en traidor. Pero no contaba con que el Gran Menkey, aunque no tenía el armamento de las tropas españolas, tenía la fuerza que da luchar por la libertad de su patria y el honor y la dignidad que debe tener todo caudillo que sabe que nunca se debe ceder al enemigo que viene a conquistarnos. Y allí, en el barranco de Asentejunt, sufrió el ejército español invasor su primera derrota total fuera de España ante un enemigo que les combatía sólo con piedras y garrotes, pero con un coraje que muestran los pueblos cuando saben que luchan por sus justos derechos y su libertad.
Años después prosiguió la conquista y España tuvo que enviar, contra el Padre de la Patria guanche, a miles de nuevos soldados con armamento moderno, arcabuces, bombardas y toda una caballería pesada, y la colaboración del traidor Fernando Guanarteme, no sin antes y durante dos años haber envenenado las fuentes y los eres y pozos de los guanches y haber esparcido cadáveres de soldados españoles muertos de peste y otras epidemias, para poder vencer al gran menkey de Taoro, que murió combatiendo heroicamente en la batalla de Aguere en 1496, pero cuyo recuerdo permanece en la historia de nuestro pueblo y todos los patriotas le consideramos como el Padre de la Patria.
Pero ahora, este año, lo que celebramos en Asentehunt, hoy llamado Asentejo, es una gran victoria que durante siglos no se celebraba, hasta que, a través de las ondas de La Voz de Canarias Libre, desde Argel, el MPAIAC empezó a reivindicarla, poniendo en los postes de la luz y algunos tendidos eléctricos o en el propio barranco las primeras banderas tricolor de las Siete Estrellas Verdes, símbolos de lucha, dignidad, coraje e independencia, anunciadoras de la futura República Federal Canaria. Y fue al año siguiente, en mayo de 1977, después que el 1º de noviembre de 1976, cansado el MPAIAC de exigirle al Gobierno español, por activa y por pasiva, y a través de la prensa internacional y organismos como la OUA, que descolonizara el archipiélago canario, que nos vimos obligados a pasar a la etapa de propaganda armada, para que la opinión internacional y los gobiernos africanos llegaran a la convicción de que la metrópoli española no estaba dispuesta a descolonizar pacífica y democráticamente, que es lo que desea nuestro pueblo pacífico, conquistado por la fuerza hace seis siglos por el reino de España.
Sirva la celebración de este nuevo aniversario para que España comprenda que nuestro pueblo está dispuesto a arrancar nuestra soberanía y nuestros justos y legítimos derechos nacionales antes de finales de 2010, no por que la digamos nosotros, sino porque así lo exigen las Naciones Unidas, así que déjense de jugar a elecciones europeas y otras monsergas en estos días, ya que Canarias no es Europa por muchos Guanartemes (López de Aguilar), Guanartemas (Claudina Morales) o Godos (Gabriel Matos) que ensucien con sus carteles nuestro paisaje, que, con este 515 aniversario de Asentehunt, los canarios estamos preparando ya nuestra próxima y última victoria contra el colonialismo español y europeo.
Antonio Cubillo Ferreira
Presidente del Congreso Nacional de Canarias, brazo político del Movimiento de Liberación Nacional, el MPAIAC
domingo, 31 de mayo de 2009
La gran victoria guanche de Asentejo
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